Transcripción
>> Si vemos, miramos hacia el pasado, si vemos el presente, yo creo que bueno podemos ser un poco conservadores a la manera de imaginar el futuro y yo no lo veo muy distinto del presente. Creo que el español seguirá siendo lo que es, una lengua con dos realidades diferentes, marcadamente diferentes, ¿no? Es decir, una lengua, por un lado, de la clase inmigrante trabajadora, una lengua vernácula, una lengua muchas veces en contacto con el inglés en situaciones de [inaudible] o de incluso mezcla de las lenguas. Una lengua poco codificada en ese sentido. Una lengua a veces discriminada o racializada cuando aparece en el espacio público. Y, por otro lado, una lengua de prestigio cuando es vista como una lengua extranjera, como una lengua europea o de las élites latinoamericanas, ¿no? Que esa sería la lengua que se enseña en las universidades, en el Instituto Cervantes o en la que aparece en las películas o los programas de televisión en español. Entonces yo creo que esas dos realidades de la lengua seguirán coexistiendo, ¿no? Y quizá el reto es ponerlas en contacto, ¿no? Para que no sean dos realidades alternativas, sino que podamos entender que son — Que en realidad somos una única comunidad lingüística.